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Diez años no son nada

CULTURA FARMACÉUTICA

Inmovo siempre ha sido como mi hermano mayor. Vivimos en el mismo sitio y nos dedicamos a lo mismo. A curar o a mitigar. Al hacer del rictus sonrisa y de la penumbra esperanza. Y a llegar a todo aquel en cuyo futuro no había pensado nadie antes.


Le quiero

Que no se me entienda mal. Quiero a Inmovo y mucho. Nació primero y no fue fácil. Miles de horas sin sueño y centena- res de millones hechos humo lo hicieron posible. Una conjura de ángeles con batas blancas. Justo es que vayan para él todos los flashes. Las cámaras, el aplauso de los doctores y el agradecimiento de los que sufren. Sin él yo no sería nada.

Con los mismos latidos

Me llamo Geener y mis latidos van para Inmovo aunque me falte el corazón. Él me prometió el suyo cuando a los diez años se apague su estrella. Con una inclinación de cabeza, que es como un pacto entre caballeros. Por eso, todavía no puedo salir y ayudar a tantos como quisiera. Cómo desear a un tiempo que se pare el reloj y que el viento vuele las hojas del calendario. Apenas quedan unos meses y la vida debe seguir. Él se habrá ganado su descanso en su solio de mármol y yo mi derecho a respirar.

Europa

Andan por Europa avisando que el curar no se podrá pagar. Que los precios vaciarán los anaqueles de las boticas y los mausoleos donde se sana. ¡Qué me aspen si no soy más necesario que nunca! Desinvertir aquí para tratar allá. Que bombee su corazón dentro de mi pecho para aliviar las cuentas de los gestores y que lleguen más cajas mágicas a todos los hogares.

“Andan en el sabio continente, a cuya hermosa dama fenicia algunos quieren desmembrarle el toro, buscando el equilibrio entre la vida y el intelecto” 

Andan en el sabio continente, a cuya hermosa dama fenicia algunos quieren desmembrarle el toro, buscando el equilibrio entre la vida y el intelecto. En un parlamento en el que todavía no saben cómo se podrá pagar la innovación. En un recinto lleno de abuelos donde solo se dedica un tres por ciento a prevención y en un solar más pequeño, que es el nuestro, donde apenas dedicaremos un 5,6 por ciento a sanidad así que pasen dos años. Donde muchos quisieran añadir más vida a los años, aunque no sepan cómo. Aunque sí tengan claro que es vital que yo nazca, crezca sano y tenga una larga progenie.

Mitosis

Ha poco que Inmovo está raro. Lleva días en el laboratorio del sótano y no sale ni para curar. Ayer vino el hombre del Ford “T” para hacerle un traje nuevo. Llamo a la puerta y solo oigo rumores de matraces y retortas. Su salud me preocupa. La del organismo que va después del alma. Si tuviera sangre se la daría.

Hoy Inmovo ha salido. Con su traje nuevo y una cierta mirada de ultracuerpo me ha dado un legajo. Al darle la mano ha palpitado más fuerte que nunca. Fuera le esperan los fogonazos y el Ford “T” con el motor en marcha. Y a mí, sentado, con la cabeza entre las manos, que los próximos diez años no pasen tan despacio.


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