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Un país para los sentidos

LA VISITA
Beatriz García Suarez - Periodista y especialista en arte y crítica de arte por la Univ. Complutense de MadridTailandia estimula los sentidos. Su luz, sus aromas, los sabores de su cocina, el sonido del incesante ir y venir de personas… se quedan impresos en la memoria sensorial de su visitante. Y Bangkok reúne todas estas cualidades. Entre sus calles estrechas, atestadas de puestos y vendedores ambulantes, cerca de la corriente del río Chao Phraya y flanqueando uno de los laterales del complejo del Palacio Real, se alza uno de los templos más emblemáticos del país: el Wat Pho.

numero17-tailandia1Son varios los atractivos que presenta este complejo turístico al visitante. En primer lugar, sus orígenes son anteriores a la fundación de la propia capital tailandesa. En inicio fue centro de educación de medicina tradicional. De hecho, a día de hoy sigue siendo centro de formación del masaje tailandés, uno de los más afamados del país. En 1767 los ataques birmanos a la que hasta entonces fue capital del reino tailandés, Ayutthaya, propiciaron que la dinastía Chakri (de los reyes Rama I a Rama III) trasladase a Bangkok la capitalidad del país y que el Wat Pho se reconvirtiera en templo religioso, símbolo y centro del budismo en el país.

En segundo lugar, el complejo sorprende a los visitantes occidentales porque en uno de sus templos se esconde una de las joyas de la escultura tailandesa: el Buda Reclinado. Se trata de una figura dorada descomunal (45 metros de longitud y 15 metros de altura) que ocupa el espacio central del templo. Las imágenes de Buda abundan en el país y, de hecho, diseminadas por el resto de edificios, claustros y patios del propio complejo se cuentan por docenas, pero esta representación es singular. Es la tercera (de estas dimensiones) mayor del país. Presenta al sabio tumbado sobre su flanco derecho, con la cabeza descansando sobre su brazo mientras pasa la última enfermedad, a punto de entrar en el parinirvana, el estado que se alcanza después de la muerte.

numero17-tailandia2Entre otras curiosidades que esconde el Wat Pho habría que recordar que es custodio de un árbol que, según la leyenda, fue esqueje del Árbol de la Iluminación original, aquel emplazado en la India bajo el cual Buda meditó durante semanas para alcanzar el nirvana (siglo VI a. C.). El Wat Pho también alberga el conjunto Phra Maha Chedi Si Rajakarn compuesto por 4 estupas de 42 metros de altura engalanadas con vistosos mosaicos; o los gigantes de piedra conocidos como los Lastres Chinos, esculturas que fueron usadas por los mercantes chinos que llegaban a la recién estrenada capital.

Cada detalle de este conjunto es una muestra de la historia reciente de Tailandia. De todas sus características, a ojos de los occidentales, quizá lo que más sorprende es la espiritualidad que invade cada rincón del país y que en este complejo monumental alcanza su máxima expresión. Los rezos y las ofrendas, impregnadas por la neblina aromática del incienso, se suceden con devoción a pesar de las aglomeraciones turísticas. Toda una visita de contrastes.


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