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Hepatitis: prevenir y actuar

Las hepatitis víricas causaron 1,34 millones de muertes en 2015, según los últimos datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta cifra es similar a la de fallecidos por tuberculosis y por VIH, sin embargo, mientras que la mortalidad por tuberculosis y por VIH se está reduciendo, la causada por los distintos tipos de hepatitis está aumentando. Y es que, cerca de 325 millones de personas padecen una infección crónica causada por el virus de la hepatitis B (VHB) o de la hepatitis C (VHC), las más habituales.

No obstante, el mayor problema es el escaso acceso que hay al tratamiento contra el VHB y que, hoy por hoy, todavía no existen vacunas contra el VHC.

¿Qué son las hepatitis víricas?

Se trata de una inflamación del hígado que puede estar causada por cinco virus diferentes, que se designan con las letras: A, B, C, D y E. La afección puede remitir espontáneamente o evolucionar a una fibrosis (cicatrización), cirrosis o un cáncer de hígado. Los virus de la hepatitis son las causas más frecuentes, pero también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (como el alcohol o determinadas drogas) o enfermedades autoinmunitarias.

La hepatitis A y E suelen estar causadas por la ingestión de agua o alimentos contaminados. Mientras que las hepatitis B, C y D se producen normalmente por el contacto con humores corporales infectados. La transmisión de las hepatitis C y D suele producirse por transfusión de sangre o productos sanguíneos contaminados o por procedimientos médicos invasores en que se usa equipo médico contaminado. En el caso de la hepatitis B, por la transmisión de la madre al bebé en el parto, de un miembro de la familia al niño o por el contacto sexual. Las infecciones por VHD sólo ocurren en las personas infectadas con el VHB.

¿Cómo prevenir las hepatitis víricas?

Hay dos medidas básicas para la prevención de cualquier tipo de hepatitis: el cuidado y la higiene personal y la vacunación, aunque cambian algunos mínimos aspectos dependiendo del tipo.

Con cuidados e higiene personal nos referimos a una serie de medidas como: lavarse las manos después de ir al baño y antes de preparar cualquier alimento y de ponerse a comer.

En el caso de las hepatitis B y C, además de los cuidados e higiene personal, se debe evitar entrar en contacto con la sangre o los fluidos corporales de otras personas. Para ello, se aconseja no compartir objetos personales como cuchillas de afeitar, cepillos de dientes o agujas o jeringuillas (al, por ejemplo, hacerse un tatuaje o perforación en alguna parte del cuerpo). Además, se deben usar guantes si se va a tocar la sangre de otra persona. Y, por supuesto, se deben mantener relaciones sexuales seguras, utilizando la protección adecuada.

Respecto a las vacunas, hay para las hepatitis A y B. En el caso del VHA si la vacunación se hace entre los 2 y los 18 años, deben ponerse tres inyecciones en el plazo de un año. Sin embargo, los adultos deben recibir dos inyecciones en un plazo de 6 a 12 meses.

En el caso del VHB se recomienda vacunar a todos los bebés. La primera inyección se administra entre la cuarta y la octava semana de vida, pero si la madre es portadora, se administra a las 12 horas del nacimiento; la segunda, entre los 30 días y los dos meses de edad (dependiendo de cuándo se administró la primera); y la tercera, entre los 6 y los 18 meses de edad. Si no se han administrado de bebés, los niños mayores y los adultos deben vacunarse a lo largo de seis meses durante los que hay que ponerse las tres inyecciones.

Para la hepatitis C no existe ninguna vacuna, aunque en los últimos años han aparecido nuevas combinaciones de tratamientos capaces de eliminar el virus por completo.


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